viernes, 30 de octubre de 2015

Humillado en el trabajo (Parte 1)
Por Jotaze

Excelente relato lleno de un delicado y muy sutil morbo (aunque por momentos no tan sutil, jajaja). No pude postearlo antes por falta de tiempo, pero ahora lo tienen acá y les digo que no pueden no leerlo.
Y comenten, no sean avaros, así animan a otros autores a escribir más.


Humillado en el trabajo (Parte 1)
AUTOR: Jotaze
Este es mi primer relato. Lo escribo con el afán que entretener y para colaborar con las webs que tan buenos momentos me han dado. Escribiré la segunda parte si alguien tiene interés. Sentíos libres de versionar el relato para mejorarlo o dar vuestro propio punto de vista.
Conocí a Sandra en la universidad. Ella fue a estudiar a mi ciudad desde Extremadura y tras acabar la carrera los dos fuimos a trabajar a Madrid. Antes de ella yo sólo había estado con una chica y no pasé de los besos. Como soy bastante tímido siempre me he considerado muy afortunado de que ella se fijara en mí. Sandra es extrovertida, le gusta bailar y su físico la hace ser muy apetecible a los hombres. Es delgadita y bastante guapa de cara. Su simpatía hace que parezca más receptiva y siempre ha tenido muchos pretendientes y babosos nocturnos. Sin embargo, nunca ha sido muy ligona ; a parte de mí, tuvo dos novios en el instituto y un par de rolletes pasajeros en la universidad.
Durante nuestra estancia en la capital, hubo una terrible crisis económica. Yo no tenía familia que me apoyase (mis padres fallecieron unos años antes) y sin becas de estudio los ingresos laborales era lo único que me separaban de la indigencia. Era casi imposible encontrar trabajo así que cuando me llamaron de la empresa de ingeniería fue una gran alegría. Me dijeron que debido a mi situación de orfandad me darían una oportunidad
La competencia allí era feroz y a mí me costaba mucho esfuerzo estar al día. Mis compañeros parecían todos más inteligentes y rápidos que yo. Especialmente Marcos. Era un tipo de familia adinerada, musculado, pagado de sí mismo y  bastante admirado por su éxito con las mujeres. Tenía un puesto ligeramente superior al mío en un departamento para el que a veces tenía que colaborar. Tanto sus amigos como él ser burlaban constantemente de mi desempeño en la empresa, mi forma de acceso a ella y de mis pocas dotes para la ingeniería. Debido a mi carácter, yo bajaba la cabeza ante sus mofas y eso hacía que me tuvieran cada vez menos respeto. Marcos llegó incluso a darme collejas o hacerme comentarios del tipo "Como folles tan mal como trabajas voy a ir que tener hacerle una visita a tu noviecita". Sobre todo me dolía que Eva le riera las gracias. Eva estudió con Sandra y ahora trabajaba de medio secretaria de Marcos. Gracias a ella conocimos la empresa pero no creo que hiciera nada por facilitar mi incorporación. En la universidad me hizo la vida imposible: no era raro, sobre todo cuando bebía, que me llamara “pichafloja” o “manso” delante de la gente. Ella siempre había considerado que yo era muy poco para Sandra y le divertía humillarme por mi carácter apocado.
Tras unos meses en la empresa, se hizo una quedada por la jubilación de uno de los jefes. Un sencillo brindis de despedida para tomar unas cervezas después del trabajo. Allí me enteré que el puesto vacante podía ser mío: mis estudios eran los más indicados para cubrir esa baja y, según comentaban mis compañeros, sólo la experiencia de Marcos podría arrebatarme el ascenso.
Al acto me acompañó Sandra, que por su desparpajo y su vestidito rojo con vuelo, se convirtió rápidamente en el objeto de toda la atención masculina. Mientras yo me dedicaba a indagar sobre el puesto vacante, Eva le presentó a Marcos y estuvieron hablando un buen rato. Yo no podía evitar echarles un ojo de vez en cuando, temiendo que Marcos quisiera dejarme mal con alguna historia de la oficina. Me parecía que se tomaba demasiadas confianzas con la forma de hablar casi pegado a su oído, pero ella no parecía importarle y no paraba de reir ante cada comentario que él le hacía.
 Decidí ir al servicio y no calentarme más la cabeza pero mientras estaba en uno de los habitáculos escuché como entraban dos de los esbirros de Marcos:
- “Has visto a la novia del pringado de Carlos? ¿Cómo puede una tía así estar con él?”.
- Sí, pero ya está Marcos metiéndole ficha. Otra que se va a cepillar el cabrón.
- Jaja, pues a la tía se le ve con ganas de rabo, el panoli no le debe de dar lo suyo.
Ese comentario me escoció particularmente. Sandra era la única mujer con la que había tenido relaciones y me costaba bastante hacerla llegar al orgasmo. La mayoría de las veces acababa perdiendo la erección dejándola a medias. Ella decía que no le importaba, que lo que le gustaba era estar conmigo, pero era algo que me hacía sentir inseguro.
 Cuando salí me día cuenta que el brindis se estaba alargando y parecía una noche de fiesta más. Mi novia hablaba a solas con Marcos en un rincón del bar. La barra les tapaba el cuerpo hasta algo más arriba del ombligo. Una de las manos de mi enemigo sujetaba la copa, mientras que la mano izquierda parecía estar en la espalda o la cintura de Sandra. Nuestras miradas coincidieron y él se arrimó más a mi novia, mostrándome lo receptiva que era mi novia con su presencia. Me enojé bastante pero como uno de los jefes vino a hablar conmigo tuve que aguantarme y ver cómo Marcos seguía trabajándose a mi novia.
Mientras charlaba con este jefe, fui pensando en que no tenía nada que temer y que sería divertido ver como Sandra rechazaba a Marcos.
Lo que yo no sabía, es que Eva ya le había dicho en otras ocasiones a Sandra "lo bueno que estaba su jefe", y  que en el evento podría conocerlo para opinar por ella misma.  Lo que iba a ser una breve presentación, se convirtió en una larga conversación gracias al descaro de mi "compañero". Durante la misma Eva sacó el tema de que algunas de las conquistas de Marcos comentaban lo bien dotado que estaba. Al tiempo que le iba subiendo la cerveza, mi novia no pudo evitar echar alguna mirada de soslayo a su paquete para ver si esos rumores en ciertos. Marcos lo notó y no sólo le excitó la posibilidad de follarse un bomboncito como Sandra, sino también la idea de llegar a la oficina y darme una colleja después de haber estado clavándosela. Al fin y al cabo una de sus especialidades era tentar a las chicas sin mucha experiencia con su fama de experimentado amante.
A Eva pareció hacerle gracia de que Marcos se estuviera ligando a mi novia y puso una excusa para dejarles solos. Él la llevó a la barra con el pretexto de pedir otra cerveza y comenzó a atacar. Colocó la mano abierta en la parte baja de la espalda de Sandra y empezó a ridiculizarme. Le contó que yo era el pringado de la oficina y que él, como líder natural, se metía conmigo por distendir el ambiente de trabajo. Le dijo también que en realidad pensaba que era buen chaval pero que le parecía un poco mariquita por cómo encajaba las bromas. Dicho esto, al retirar la mano de su espalda para coger el nuevo vaso, pasó la mano por el culo de mi novia. Ella pensó que podría haber sido accidental y sintió un pícaro cosquilleo al notar su mano en esa zona. Sandra comentó que yo a veces salía del trabajo casi llorando y él contestó que pensaba en no darme tanta caña, pero que ahora que sabía que tenía una novia tan guapa la envidia no le iba a dejar. 
Ese fue el momento es que nuestras miradas coincidieron y en el que volvió a poner la mano desafiante sobre la cintura de Sandra. Repitió el movimiento de retirada de mano varias veces, lo que le sirvió para apreciar con disimulo el buen culo que tiene mi novia. Y cuando Sandra se estiró para recibir la vuelta del camarero, aprovechó descaradamente para dejar su mano unos segundos sobre el culito prieto de mi chica, notando a través de la fina tela de su vestido, las diminutas braguitas de encaje que llevaba. Ella se sonrojó e hizo como si no hubiera notado nada, en parte por no dar la nota delante de la gente de mi trabajo y en parte porque le pareció halagador que un chico tan guapo se fijara en su trasero.

Marcos pareció darse por satisfecho con este último acercamiento y llamó a Eva y a los dos compañeros con los que ésta charlaba. Todos se mostraban especialmente amables con Sandra. La posibilidad de que Marcos montara a la novia del perdedor  de la oficina les divertía sobremanera: Sandra no era una más de las zorritas de Marcos, era la que iba a hacer que yo fuera el hazmerreir y querían facilitarle la labor de hacerme cornudo.
Al final Eva les comentó que había quedado con Sandra para salir a bailar en un par de semanas. Ellos las animaron a pasarse ese Viernes por Edén, la mejor discoteca de la ciudad, donde ellos tenían contactos y no tendrían que pagar entrada. Ellas agradecieron la oferta y confirmaron que pasarían a verles. Sandra notó que Eva tenía interés en encajar con la gente de la empresa y pensó que no había nada de malo en ir para que su amiga no fuera sola. Además los chicos le dijeron que podía pasarme yo también, aunque ella tuvo que recordarles que los Sábados por la mañana trabajo y me sería muy difícil acudir. Tras concertar la fecha y la hora se despidieron y Sandra regresó a mi lado.
Al acabar la fiesta, de camino a casa, le pregunté a mi novia qué es lo que había hablado con mis compañeros. Ella me contó que sobre todo fueron trivialidades y que había quedado en acompañar a Eva en un par de Viernes. Me sentó bastante mal que intentasen camelar a mi novia, pero como no quería parecer inseguro delante de ella no dije nada.
Las semanas de oficina siguientes, transcurrieron con normalidad. Un Lunes escuché como varios compañeros se pasaban las fotos de la chica que se había ligado Marcos ese mismo Sábado. Al parecer habían quedado todos para salir de fiesta y una universitaria de Erasmus bastante potente había arrastrado a Marcos a uno de los baños de la discoteca. Él se había mostrado reticente al considerarla algo joven, pero al final claudicó ante la insistencia de la chica que le hizo una espectacular felación.
La verdad es que me jodía  bastante que ese imbécil recibiera la atención de tías que a mí ni me mirarían, pero luego me consolaba pensar que yo tenía a Sandra. Ella sí era una mujer de verdad, no como esas que hacen sexo oral en discotecas. Lo de chupar pollas siempre me había parecido muy de guarra, de película porno, impropio de una chica decente como Sandra, yo nunca ofendería a una mujer pidiéndole algo así. Aunque Marcos se acostaba con varias mujeres a la semana, me confortaba saber que Sandra no era de esas y que no estaría nunca con alguien como él.
Uno de aquellos días iba al servicio cuando me crucé por el pasillo con Marcos, Eva, los dos chicos que habían hablado con Sandra y otra de las secretarias. Agaché la mirada confiando en pasar desapercibido y me metí en el baño de caballeros aliviado por no haber recibido ninguno de sus insultos. Me encontraba miccionando en uno de los urinarios cuando de repente Marcos abrió la puerta del servicio de par en par gritando: “Carlitos, no te tapes que no hay mucho que ver”. Desde el pasillo, las chicas reían a carcajadas viendo cómo me movía tratando de que no se me viera nada.
-          “Oye pringado, habrás oído lo del puesto vacante. Espero que no te hagas ilusiones porque va a ser mío”, dijo Marcos.
-          “Bueno, eso… ya se verá”, contesté tímidamente.
-          “Ni lo sueñes, el otro día conocí a tu novia y con tener una cosa en que no dar la talla ya tienes bastante lío jajaja. Yo tengo todo lo que hace falta”.
-          “¿Lo que hace falta para ascender o le que le hace falta a su novia?”, dijo Eva mientras todos aplaudían su gracia.
-          “Ambos”. Contestó Marcos desafiante. Y ante mi falta de réplica cerraron la puerta y se alejaron riéndose de mí.
Al llegar a casa le conté todo a Sandra. Ella le quitaba importancia alegando que Marcos tenía un sentido del humor muy grueso pero que no lo hacía con maldad. También me dijo que había quedado para salir ese mismo viernes con Eva, Marcos y sus amigos y me animó a venir para que pudiera conocerle mejor.  Dado que el Sábado trabajaba y que iba muy pillado con las tareas me sería imposible ir, pero no me desagradó la idea de que “el del humor grueso” viera a mi novia en todo su esplendor y se tirara de los pelos porque jamás podría tenerla.
Llegó el esperado viernes y mi novia se dispuso a salir. Llevaba un vestido azul oscuro bastante cortito que le hacía estar de lo más apetitosa. Yo tenía que madrugar así que me fui a pronto la cama y caí dormido pensando en la suerte que tenía al tener semejante mujer a mi lado.
Sandra quedó primero con Eva para tomar una copa. Ésta insistió en que hacía mucho que no salían y que merecía celebrarse con chupitos de tequila y absenta, como en sus tiempos universitarios. Mi novia estaba ya bastante achispada cuando cogieron un taxi para reunirse con Marcos y compañía. La discoteca Edén era la más fashion de la ciudad, famosa por su amplia pista de baile y por la gente VIP que la frecuentaba. A las chicas les impresionó que Marcos tuviera un reservado y que fuera tan popular en el local, ni siquiera tuvieron que hacer cola cuando le dijeron al portero que habían quedado con él. Los chicos se dedicaron a entretener  a Sandra y a Eva, les invitaron a copas y bailaron con ellas. Sin embargo parecía como si guardaran algo más las distancias con Sandra, como si a ella la reservaran sólo para Marcos.
Después de una hora de música de lo más movida, sonó un lento. Mientras los demás se retiraban hacia los sofás Marcos agarró con firmeza a mi novia y se quedaron bailándolo los dos solos. Cuando se reunieron con el grupo, Eva la llevó al servicio y la interrogó sobre lo que había hecho durante el lento:
-          Tía creo que Marcos está detrás de ti, qué cabrona eres.
-          “Ay no sé, la verdad es que está siendo muy amable toda la noche”.
-          “¿Amable? Te come con los ojos desde que te conoció. ¡Con lo bueno que está!”.
-          “Ya, está buenísimo, y ufff… tenerlo tan cerca mientras bailábamos hacía que me temblara todo, pero tengo novio y aunque Marcos quisiera… yo no puedo”.
-          “Pero tía, aprovecha y disfruta, un maromo así sólo pasa una vez en la vida y además, lo que pasa en Edén se queda en Edén”.
Las chicas volvieron a los sofás del reservado con Sandra pensando en no hacer nada pero en disfrutar de la compañía de un hombre tan atractivo. Marcos había ido a por una copa y aprovechó que Sandra se sentó sola en frente de Eva y los otros chicos, para sentarse pegado a ella, poniendo uno de sus brazos sobre el respaldo del sofá, casi sobre los hombros de mi novia.
La noche transcurrió tranquila hasta que uno de los empleados de la sala anunció que iban a ser invitados a una botella de champán. Los chicos ya habían comentado que se iban y lamentaron perderse el último brindis. Eva les pidió que la llevaran, ya que les pillaba de camino y ahorraba muchísimo tiempo yendo en coche. Mi novia hizo el amago de levantarse pensando en marcharse también, pero Eva le detuvo y le recordó una conversación que habían tenido sobre las excelencias del caro champán del Edén. Marcos se ofreció a llevarle en su Mercedes después y, entre lo a gusto y confiada que estaba, y la insistencia de los demás, decidió quedarse.
Una vez a solas Marcos desplegó todo su encanto: le susurraba al oído, no paraba de decirle lo guapa que era y finalmente dejó la mano sobre la pierna de mi novia, muy por encima de la rodilla, justo en la parte que dejaba al descubierto su corto vestido. Sandra en vez de retirarla bebió un sorbo de su copa, notando las burbujas del champán en los labios y un agradable cosquilleo en sus muslos. Marcos pasó a la acción y puso esa misma mano en la barbilla y la mejilla de mi novia, acariciándola. Sandra bajó la mirada varias veces sonrojada, pero finalmente Marcos levantó suavemente su cara y quedaron mirándose frente a frente. Él inclinó la cabeza y Sandra notó los labios y la lengua de Marcos introduciéndose en su boca. La besaba con destreza, despacio, y le pasaba la mano suavemente por sus muslos y costado, cerca de sus pechos. La respiración de mi novia comenzó a hacerse más intensa y, sin dejar de besarla, Marcos la agarró por la cintura y la atrajo más hacia él. Eso le permitió tener fácil acceso al culito en el que tanto había pensado desde que se lo tocó hace un par de semanas. Ella no opuso ninguna resistencia, y el cabrón de Marcos pudo gozar del terso culito de mi novia. Le sorprendió que tras un par de minutos sobándole el culo, ella se giró un poco más para facilitarle el acceso y que pudiera tocar más. Esto dejó parte de la palma de la mano de Marcos bajo el vestido arremangado de Sandra, y con su pulgar pudo tocar la fina goma de las braguitas de licra de mi novia.
Esto pareció sacar del hechizo a Sandra y comenzó a hablar azoradamente:
-          “Marcos esto está mal… trabajas con mi novio”.
-          “Shhh (le puso el dedo en la boca impidiéndole hablar), esto no lo va a saber nadie nunca. Es algo que tenía que pasar, tú me atraes y yo a ti también ¿no?”
-          “Sí, claro que me atraes mucho pero… yo no soy así”.
-          “Sandra, disfrutemos el momento, nos gustamos y es algo que hay que resolver, es inevitable. Luego ya seguiremos adelante con nuestras vidas… ¿o no te ha gustado lo que ha pasado?”
-          “Sí, digo… no, Ay Marcos… no sé… será mejor que me vaya y lo olvidemos todo”.
 Al final la convenció para acercarla a casa en su coche. Cuando bajaron las escaleras la cogió de la mano con la excusa de ayudarla y en el embotellamiento de la puerta de salida le puso la mano en la cintura. Probó a juguetear con sus dedos en la espalda de Sandra y en ese momento ante la pasividad de mi chica pensó: “Carlos pringado, te la voy devolver bien follada, a ésta me la cepillo hoy fijo”.
Salieron juntos sin decir una palabra hacia el lugar donde estaba el coche, a unos diez minutos de la disco. Cuando estaban a punto de llegar Marcos la cogió suavemente de la mano y la arrastró al hueco de un garaje. Ella se dejó llevar contra la pared sin decir nada. Allí se besaron de nuevo. Las manos de Sandra rodeaban el cuello de Marcos, así que tenía vía libre hacia el culo de mi novia. Se lo tocó recreándose, como si tuviera todo el tiempo del mundo, y acabó haciéndolo por debajo del vestido. Se estaba poniendo las botas con mi novia y decidió da un paso más: subió las manos hasta sus pechos y también pudo tocarlos hasta hartarse. Ella respondió bajando la mano hasta el abdomen de Marcos. A él sabía lo que iba a pasar y le encantaba que mi novia tuviera ganas de rabo. Sandra bajó tímidamente la mano y agarro el pollón de Marcos. Pasó la mano por toda su longitud y no pudo evitar sorprenderse de su tamaño. Marcos metió las dos manos debajo del vestido y entrelazó sus dedos con la goma de las braguitas de mi novia. En ese momento era el dueño de la situación, podía bajarle las bragas en cualquier momento y dudó si follarse a mi novia allí mismo o hacerlo en el coche.
Sin embargo, antes de que pudiera desembragar a mi novia, Sandra tuvo otro momento de dudas:
-          “Marcos, no sé qué me pasa. Esto está mal, tengo que volver a casa o mi novio se preocupará”.
-          “Lo estás deseando tanto como yo y es algo que tiene que pasar. ¿por qué no damos el paso y nos lo quitamos de encima? Te prometo que será nuestro secreto. Si además Carlos no se entera de nada, está empanado. Ven mañana a mi casa. Por la tarde has dicho que siempre vas a correr. Ven a mi casa y allí lo hablamos tranquilamente y ya lo dejamos zanjado”, y comenzó a besarla de nuevo.
-          “Vale, mañana quedamos pero prométeme que no se lo dirás a nadie”.
Marcos esa sensación de victoria tan habitual en él por cepillarse a una tía con novio. En este caso incluso podría estrecharle la mano al cornudo después de hacerlo, porque trabajaba con él. Es cierto que tendría que esperar un día, pero había visto a mi novia con ganas de que le dieran lo suyo y sabía que nada iba a fallar.
Fue Sandra quién miró alarmada el reloj y le conminó a llevarla a casa. Durante el trayecto de nuevo no hubo apenas palabras, Sandra aún estaba algo desconcertada y Marcos disfrutaba de su triunfo. Aparcaron casi en frente de mi portal. Sandra fue a bajar rápido pero él la detuvo. La atrajo hacia sí y comenzó a besarla de nuevo y de nuevo tocó sus pechos. Su plan era sobarla otro buen rato y después bajar al coñito de mi novia. Tenía curiosidad por cómo llevaría el pubis y al menos quería desembragarla antes de mañana.
Le sorprendió que casi inmediatamente tras acariciar sus pezones, mi novia fuera a buscar su polla. Estaba claro que le había gustado tocar rabo y quería aprovechar ella también. Tras un rato de magreo, él dijo:
-          “Uff, no me dejarás así ¿verdad?, mira como me tienes”, y señaló el enorme bulto de su pantalón)
-          “¿Y… qué es lo que quieres que haga?”, preguntó aunque intuía lo que le estaba pidiendo.
-          “Lo que quiero es que me chupes la polla, Sandra”, contestó con una confiada sonrisa.
Ella también sonrió. Le gustó mucho la seguridad con que se lo había pedido y alargó sus brazos para desabrocharle el cinturón. Abrió el pantalón y se inclinó ligeramente sobre el paquete de Marcos. Metió su mano en los calzoncillos y sacó el trozo de carne que se iba a comer. Cuando vio el tamaño no pudo menos que levantar la mirada y decir “Buuff no sé si me cabrá en la boca, Marcos”. Él contestó “ya verás como sí te cabe, cariño”, puso la mano en la cabeza de mi novia y la llevó suavemente hacia su pollón.
En principio le sorprendió la forma de chuparla de Sandra. Se metía la polla en la boca y no usaba las manos. Otras chicas utilizan la lengua para lamer o masturban con la mano pero Sandra hacía, sin sacarse la polla de la boca,  un sube y baja con el movimiento de su cabeza.
Lo que yo no sabía es que, aunque pensaba que Sandra no hacía esas cosas, era una felatriz con bastante experiencia.  Su primer novio del instituto, era un chico mayor que ella y la puso a chupar a las pocas semanas de salir con ella. Gracias a lo que él contaba, Sandra se hizo muy popular en el instituto (el hecho de que hiciera pajas con la boca hacía que todos fueran de lo más amable con ella) y no tardó en echarse otro novio cuando él la dejó. Éste la invitaba todas las tardes a “merendar” a casa, a las horas en que no estaban sus padres y ella siempre fue complaciente con él.
Con ese bagaje y el hambre que traía atrasada, mi novia no pudo evitar olvidarse todo en cuanto tuvo el pollón de Marcos en la boca. Le dio igual que pudiera pasar algún vecino madrugador: le estaban dando su ración de polla y quería hacer un trabajo impecable.
Marcos, con su nuca sobre el respaldo, disfrutando de las atenciones de mi novia no pudo evitar después de un rato retener la cabeza de Sandra con su mano y decirle que no fuera aumentara el ritmo, que no quería correrse tan pronto. “Lámeme los huevos”, añadió
Ella le sacó las pelotas de los calzoncillos y empezó a chuparlas obedientemente. En ese momento Marcos no pudo evitar acordarse de mí: “Parece que tu novia le va a coger el gusto a chuparme los huevos, gilipollas, jajaja y tú mientras durmiendo aquí al lado sin enterarte de nada”.
Marcos se dirigió de nuevo a Sandra y le preguntó:
-          “Te acabo en la boca, ¿vale?”. Ella se incorporó ligeramente pero antes de que pudiera replicar, él habló de nuevo: “¿te lo han hecho alguna vez antes, no? Te dará morbo”. Y alargó la mano para coger unos cleenex de la bandeja del cambio de marchas.
-          “Claro que me da morbo” respondió para recalcar que no era ninguna mojigata. Y volvió a meterse la polla en boca haciendo honor a una de las pintadas del baño de chicos de su instituto “Sandra la chupa a dos velocidades”.
La cabeza de Sandra aumentó el ritmo y Marcos no aguantó mucho más. Sujetó con firmeza la coronilla de mi novia y descargó toda su leche en la boca de mi novia. Ella esperó pacientemente a que terminara sus embestidas, aguantando el semen de mi compañero en la boca. Después lo escupió con cierto desagrado en varios cleenex.
Ambos se miraron satisfechos y Marcos dijo “Ahora al llegar a casa le das un buen morreo a tu noviecito”. Ella le dio un pequeño golpe en el muslo y le dijo: “no seas malo, pobrecito”. Él la cogió de la mano y trató de ser lo más romántico posible recordándole su próximo encuentro. Cuando ella aseguró que iría y Marcos la dejó marchar.
Mientras la veía entrar el portal no pudo evitar pensar en las suaves braguitas que llevaba bajo el vestido, y en que mañana por la tarde ese bombón iba a ser su putita. Al arrancar el coche pensó que por la mañana no tenía nada que hacer y pasaría a saludarme por la oficina.
EPÍLOGO
Me desperté para ir a trabajar y vi que Sandra estaba desayunando. Me dijo que no había llegado muy tarde y que como no estaba cansada por la tarde iría a correr. Me sorprendió ver que se llevaba continuamente la mano a la mandíbula así que pregunté:
-          “¿Te duele la boca?”
-          “Um, ah sí, me molesta un poco al abrirla”.
-          “Pues no sé. ¿Cenasteis ayer por ahí? ¿comiste algo duro?”
-          “Ella sonrió y dijo: “Sí, anoche me comí… que estaba muy duro.”
-          “¿Ah sí? ¿Y qué era, carne a la brasa como la última vez?”
-          “Mmm sí, un buen trozo de carne. Casi ni me cabía en boca jeje”.
-          “Pues espero que al menos estuviera rico”.
-          Entonces mi novia recordó lo que le dijo Marcos sobre que yo no me enteraba de nada. “Sí sí, nunca había probado algo tan bueno, de hecho me voy a animar a repetir. ¿Hoy trabajas hasta tarde, verdad?”. Y tras contestarle que sí, se levantó y me besó en la frente deseándome un buen día en la oficina.


¿CONTINUARÁ?


AUTOR: Jotaze (c) 2015 — Derechos del autor.
Este relato se publica en este blog con permiso de su autor.

15 comentarios:

trabajabdofederico dijo...

Leámoslo, para opinar

Vladimir La Croix dijo...

Me gusto, promete que lo que sigue va a ser una tarde espectacular, lo que sugiero y está a tu consideración, para este relato, me quedé con ganas de que la grabara en secreto con el celular, esto por lo de las fotos que le paso a sus amigos de una conquista anterior… puede que la citara en su casa para poner cámaras escondidas?
Saludos desde México.

Anónimo dijo...

morboso y bueno, que siga pronto

Anónimo dijo...

Genio de la humillacion , espectacular comienzo , no dudo sera otro maravilloso relato , Ale

trabajabdofederico dijo...

NO soy una persona letrada.
así que pido NO tomen en cuenta mi opinión de manera seria.
pero...? este capitulo, me pareció un poco LENTO.
aun NO pasa nada, "realmente"
me parece que le falta picardía y morbo.
están las circunstancias, pero...?
NO redacta frases, contactos, etc...
pues parece...? una redacción de HECHOS.
parece que te esta informando, solamente


trabajabdofederico dijo...

La descripción de las sensaciones de los personajes NO los trasmite.
solo los MENCIONA.
y hablo de "todos" los personajes.

trabajabdofederico dijo...

Pero la historia NO esta terminada.
así que me puedo estar adelantando.
esperare la continuación.
quizás es un capitulo de "preparación"

Anónimo dijo...

Muy bueno, no hay que ser tan explicito para ser morboso y erotico, felicitaciones y ya la segunda parte!!

VIKINGO MIRON

Eros dijo...

La dejaste picando :)
Claro que interesa la continuación del relato.
Me gustaría que me pasaras tu email tengo algunas ideas y sugerencias. Suerte!

Anónimo dijo...

Realmente fabuloso, eres una genio del morbo. A mi gusto este es un buen relato. Espero con ancias la continuacion

Víctor

Unknown dijo...

Muy buen relato.............

Anónimo dijo...

Deseando la continuanciom no tardes :S un beso acsa ;)

Anónimo dijo...

por favor continualo

Anónimo dijo...

Por favor continua con el relato lo antes posible. Me siento identificado casi al cien por cien. Mi novia también se llama Sandra. También es extremeña. También la conocí en su periodo universitario en mi ciudad. Y también ambos trabajamos ahora en Madrid. Parece mi historia. Con una salvedad. Yo soy cornudo y me encanta serlo. ;)

Anónimo dijo...

Me parece que el relto funciona como PROLOGO CALIENTE de una continuación tipo INCENDIO FORESTAL!!! Ánimo y adelante!!(La Dominacion/humillacion de oficina ME PUEDEEEEE)

carlosnava@hotmail.com

Publicar un comentario

Aviso Legal

Todos los personajes de todos los relatos y de los adelantos, previews o fragmentos de relatos del blog Rebelde Buey y sus blogs derivados, incluidos los comentarios y relatos de sus lectores, son mayores de 18 años. Cualquier otra interpretación es errónea y corre por cuenta de quien lo interprete. Los nombres, los personajes, las anécdotas y cualquier otra idea, situación, diálogo, etc. del blog Rebelde Buey y sus blogs derivados son absoluta ficción.